Biografía del maestro Arreola
Daniel García Fernández
A la memoria de Bertha Cuevas.
Al intentar hacer el inventario de los quehaceres y oficios que ha desempeñado un hombre, se corre el riesgo de olvidar hechos importantes o no incluir facetas imprescindibles, aristas incisivas, preocupaciones legítimas, deudas ajenas y muchas dudas. En fin, esta tarea resulta a veces imposible y se transita por desfiladeros gastados que pueden provocar una caída en el lugar común o bien, repetir lo que todo mundo sabe. Consciente de esto, participo en este proyecto.
Daniel García
Arreola, originario de Zapotlán el Grande, Jalisco, nació en 1918; ocupa el cuarto lugar entre sus trece hermanos. Hombre de prodigiosa memoria, desde niño aprendió a utilizar y desarrollar sus procesos intelectuales que a lo largo de su vida le han servido para emprender y destacar en una serie de trabajos y aficiones que requieren de la fantasía, de los sueños, de las ideas, de las palabras, transmitidas en forma pura, esto es, oralmente o bien escritas.
Enamorado del lenguaje, de sus sonoridades, del valor de cada una de las palabras se revela como declamador de "El Cristo de Temaca, del padre [Alfredo R.] Placencia. Aún no sabía leer y a fuerza de oír cómo repetían una y otra vez esta poesía los alumnos de la escuela a la que asistía, de "oyente¨, se la aprendió obedeciendo a la armoniosa musicalidad, ajena al lenguaje cotidiano, y la recitó en su casa, para sus hermanos: ¡Oh mi roca.../la que me pone con la mente inquieta,/la que alumbró mis sueños de poeta,/la que, al tocar mi cristo, el cielo toca!...1 , de ahí nació su amor hacia la poesía. Desde esa edad empezó a representar obras de teatro y a recitar, heredó de una de sus tías el papel de declamador oficial de su natal Zapotlán el Grande, y se responsabilizó de asistir a las veladas literario-musicales, a participar en las fiestas civiles y religiosas, en unos años azotados por el torbellino de la Revolución Cristera.
Por esa época vive encantado por la sonoridad de las palabras y por su cuenta lee las biografías de varios pintores italianos como Giorgione, Tintoretto, Pinturicchio, Ghirlandajo..., ahí también se inicia como autodidacta (según le cuenta a Emmanuel Carballo en Protagonistas de la literatura mexicana) y empieza a desempeñar una serie de oficios como empleado de mostrador donde utiliza el papel de envoltura para escribir estos nombres, algunos versos, ideas, en fin una lluvia de varia invención, historias, biografías imaginarias que se fueron en los cucuruchos envolventes de la sal, el azúcar o en dulces piloncillos envueltos en papel de estrasa. Desde entonces su amor por la literatura va a ser definitivo. Se nutrirá de versos y más nombres sonoros.
A sus doce años lee a Baudelaire, el padre de los poetas malditos: Y cuando, fatigados por la ola y saciados por los productos orientales, regresan al puerto nativo, son aún mis pensamientos enriquecidos que vuelven del infinito hacia ti 2. Al hechizante (seguramente leyó y releyó el volumen que recoge sus Vies imaginaires, tal vez en la preferencia por este autor confluyen los talentos lúcidos del mismo Arreola y de Jorge Luis Borges, de ahí la admiración del primero por el segundo y del segundo, a la postre, por el primero); para él imprescindible, y siempre citado, Marcel Schwob: Y así como antes Buchette la había conducido a las casas de los hombres, ella la llevó de la mano hacia la libertad ignorada 3. A Walt Whitman: Mi voz persigue lo que mis ojos no alcanzan,/ con el giro de mi lengua comprendo lenguas y volúmenes de mundos.4
Sus lecturas, imagino, no se circunscribían exclusivamente a los grandes autores, sino que también aprendía aquellas "lecciones de cosas¨, se sumergía en las enciclopedias, escalaba vocablo a vocablo los diccionarios y entre palabras y autores leía nuevas obras y de éstas iba al encuentro de nuevos escritores, emprendía relecturas y así continuaba hasta sujetarlas en su memoria para luego citarlos o recitarlos en el momento oportuno; ya poseía el don de gran charlista, de gran conocedor de la magia que encierran las palabras.
A los quince años (1934) se traslada a la ciudad de Guadalajara donde adquiere su primer libro: Gog, de Giovanni Papini: No se hace poesía sin una fe sólida, y el hombre no cree más que en sí mismo, medida y ley de todo cuanto existe... tras haber huido de Dios, huye de sí mismo 5, luego se acerca a las obras de Dante, de Goethe. Dos años más tarde regresa a Zapotlán, nuevamente a desempeñar esos oficios detrás del mostrador, ayudante de impresor, en tiendas, en cajones de ropa, en papelerías, en molinos de café, en chocolaterías, todos estos oficios los recuperará en su novela La feria, trabajos que se desempeñan en lugares estratégicos para escuchar el latido del pueblo, el ir y venir de distintas versiones de un mismo hecho que a lo lejos parece intrascendente, pero que en su momento es la manifestación más auténtica de la condición humana.
En 1936 vende sus escasas pertenencias y se traslada a la ciudad de México donde conocerá a sus primeros amigos y maestros escritores: Rodolfo Usigli, Xavier Villaurrutia. Su primer maestro de teatro que le enseña a leer en voz alta y a decir versos fue Fernando Wagner, por quien conoció la obra de Rainer Maria Rilke: Yo vivo, y justamente acaba el siglo. Se siente el soplo de una inmensa página/ en la que dios, tú y yo hemos escrito,/ y que una mano extraña y alta vuelve 6. También conoce a los escritores que hacían la revista Taller: Alberto Quintero Alvarez, Octavio Paz, asimismo a José Luis Martínez y a Alí Chumacero que estaban por publicar otra revista literaria: Tierra Nueva. Pero en ese entonces al joven Arreola le interesaba más el teatro, y escribió sus primeras farsas (1939-1940): La sombra de la sombra, Rojo y negro (inspirada en Stendhal), y Tierra de Dios, esta última le provoca cierto prurito en la conciencia por la falta de respeto con la que aborda los asuntos religiosos. Reconoce que incursionó en la poesía debido a su amor por el lenguaje; sus poemas los califica de "lamentables, pero muy armoniosos¨ 7, se inclinaba por las décimas y los sonetos, "poesía mediocre, inferior, pero bien trabajada¨ 8.
Regresa a Zapotlán, a desempeñar el puesto de profesor de secundaria (1940), es la época en que ha leído más y escribe su primer cuento "Sueño de Navidad¨, que aparece en el periódico local El Vigía; pero es hasta 1943, que publica su primer cuento importante en la revista Eos, de Guadalajara, Jalisco (de la que fue editor junto con Arturo Rivas Sainz, que sólo legó hasta su cuarto número por falta de colaboraciones con calidad); se trata de "Hizo el bien mientras vivió¨.
En 1944 trabaja como jefe de circulación en el periódico El Occidental, en ese año conoce a Juan Rulfo y a Antonio Alatorre colaborador de la revista Tribuna, con él funda la revista Pan; nace entre ellos una entrañable amistad. Comparten la lectura de obras de Pablo Neruda: Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,/ te pareces al mundo en tu actitud de entrega 9. De Rafael Alberti: Buscad, buscadlos:/ en el insomnio de las cañerías olvidadas,/ en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras./No lejos de los charcos incapaces de guardar una nube,/ unos ojos perdidos...10. De Federico García Lorca: Cortaron tres árboles: Eran tres./ (vino el día con sus hachas.)/ Eran dos./ (Alas rastreras de plata.)/ Era uno./ Era ninguno./ (Se quedó desnuda el agua.) 11. De Giovanni Papini y Georges Duhamel.
En Guadalajara conoce al actor de cine y comediante Louis Jouvet, que venía al frente de la Comedie Francaise, con quien viajó a París en 1945. Este acontecimiento lo va a marcar de por vida, ya que actuaría al lado de los famosos comediantes de Francia por esa época: Jean Debucourt, Aimé Clariond, Pierre Renoir y Jean Louis Barrault. También conoció y conversó con escritores como Julien Benda. Vuelve intempestivamente a México, aquejado por una dolencia "capital en mi vida, tan importante como el amor...¨ 12. Ingresa al Fondo de Cultura Económica como corrector de pruebas, colabora con don Daniel Cosío Villegas a instancias de Antonio Alatorre. Este nuevo oficio le ayuda a ordenar toda la información adquirida hasta entonces de manera arbitraria y aleatoria. Se ve obligado a redactar solapas, de ahí descubre o se inclina por la brevedad que caracterizará su producción literaria de manera contundente.
Conoce a don Alfonso Reyes, por quien confiesa una amistad paternal 13, además fue becario de El Colegio de México, lo que le permite alcanzar el vuelo alto de su obra, el cual se refleja en Varia invención (1949). Después publicará Confabulario (1952) y Bestiario (1959). Ese año participará en el rescate de la Casa del Lago, como recinto cultural, ingresa a la vida universitaria; este hecho lo considera como trascendente, como la gran aventura, la más importante de su vida: ser universitario. Esta etapa de su vida la ve coronada en agosto de 1987, cuando se le otorga la distinción más alta a la que puede aspirar un universitario: Premio Universidad Nacional. En la Casa del Lago inaugura los torneos de ajedrez, otra de sus pasiones, de sus oficios: ajedrecista. Fomenta la lectura con la participación de poetas como León Felipe y Carlos Pellicer; el ballet, con Amalia Hernández; el teatro con actores como Elda Peralta, Marta Verduzco, Enrique Lizalde, Luis Antonio Camargo y Gastón Melo, entre otros.
Al lado de Héctor Mendoza actuó y dirigió programas teatrales de Poesía en voz alta (1956). Fundó y dirigió hasta su número 50, la colección Los Presentes, también la colección de Cuadernos y Libros del Unicornio; posteriormente auspicia las ediciones y la revista Mester de su taller literario, el primero en su género --donde se formarán escritores como José Agustín y René Avilés Fabila--; desde entonces este andamiaje para la creación literaria se difundirá por todo el país. Colaboró en las principales revistas literarias: Letras de México, El Hijo Pródigo y Universidad de México; así como en diversos suplementos culturales como el del periódico Novedades y la revista Siempre.
En 1959 publicará Bestiario, conjunto de textos sobre 24 dibujos a punta de plata realizados por Hécto Xavier; y la biografía de Michel de Montaigné, a manera de prólogo para los Essais, del pensador francés, que la Universidad Nacional Autónoma de México, conjunta bajo el título de Ensayos escogidos 14. Después de leer la vida de Montaigné, se pueden vislumbrar coincidencias, ambos autodidactos, lectores curiosos e insaciables, los dos creadores de géneros literarios, uno: el ensayo; el otro: la "varia invención¨, géneros inscritos en la denominada literatura de ideas, surgidos de la misma fuente: la libertad.
Dos años más tarde publica Confabulario total 1941-1961, segunda edición conjunta, reúne los libros Prosodia, Bestiario, Confabulario, La hora de todos y Varia invención; posteriormente emprende un viaje de trabajo a Cuba, denominada por ese entonces Territorio Libre de América, con el fin de compartir sus experiencias como coordinador de un taller literario en la Casa de las Américas.
En 1963 aparece su novela La feria, con una estructura en diversos planos, donde intervienen personajes y multitudes, presentadas desde la primera línea: "Somos más o menos treinta mil¨; incluye en sus páginas decenas de oficios, quizá los que había desempeñado hasta entonces el propio Arreola. Pinta con su mirada examinadora a ese Zapotlán de su niñez, de cuando recitaba "El Cristo de Temaca¨, de cuando estuvo detrás de un mostrador, de cuando armaba la tipografía o doblaba pliegos en la imprenta con todo y el olor a tinta y a palabras. Con esta obra se hace merecedor del Premio Xavier Villaurrutia.
Arreola forma parte de la primera generación de becarios del Centro Mexicano de Escritores (1965), al lado de Rubén Bonifaz Nuño, Emilio Carballido, Herminio Chávez Guerrero y Sergio Magaña, siendo presidente del consejo don Alfonso Reyes.15
En la década de los setenta, en los primeros tres años nones, aparecerán sus últimas tres obras: Palindroma, páginas donde este prestidigitador del lenguaje reafirmará su indiscutible calidad literaria; en 1973 externará sus juicios acerca de un tema siempre polémico en nuestro país: La palabra educación; finalmente: Y ahora la mujer. "En ella venero la fuente de la última sabiduría, la puerta de reingreso al paraíso perdido¨ 16. Frente a la mujer Arreola coincide con Rubén Darío y Octavio Paz que cita al nicaragüense en El laberinto de la soledad; es aquí tal vez donde se inscribe a Arreola como gran poeta, leamos:
Para Rubén Darío, como para todos los grandes poetas, la mujer no es solamente un instrumento de conocimiento, sino el conocimiento mismo, el conocimiento que no poseeremos nunca, la suma de nuestra definitiva ignorancia: el misterio supremo.17
A partir de entonces Juan José Arreola guarda la pluma y trabaja rescatando el oficio de narrador oral, de aedo como Homero, de juglar que juega con las palabras, con sus sonoridades, rescatando autores y fragmentos de obras siempre a flor de labios, porque su gran capacidad memorística le permite citar el verso contundente, al autor preciso en el momento oportuno con el único fin de maravillar a su auditorio. También se desempeña como comentarista de tenis, de fútbol, de ajedrez en esa memorable partida entre Boris Spassky y Robert Fischer. Se presenta encapotado en programas de televisión donde se representará a sí mismo como si se tratara de un mago del lenguaje. Finalmente eso lo desilusionará al tener que alternar con actricillas y locutores ignorantes de todo, excepto de su propia egolatría alimentada por un público inculto que se aburre con su propia lengua y que sólo está pendiente del comentario morboso o del intrascendente chisme anecdótico que los pinta de cuerpo entero, mientras se entregan a esta audiencia en su mejor actuación de play back.
Don Juan José se ha hecho merecedor de prestigiosas distinciones a lo largo de su vida, entre las que destacan: el Premio Xavier Villaurrutia, el Premio Nacional de Lingüística y Literatura en 1976, el Premio Nacional de Periodismo, Premio Nacional de Programas Culturales de Televisión, la condecoración del gobierno de Francia como Oficial de Artes y Letras Francesas, Premio Universidad Nacional, Premio Juan Rulfo en 1990; el 21 de septiembre de 1998, el pueblo y gobierno de Jalisco le rinden homenaje y celebran en el Instituto Cultural Cabañas sus ochenta años. Todo en Arreola es pasión por la literatura, por la mujer, por la palabra y sus sonoridades que lanzará al lector o al escucha en la anécdota, en la fábula, en la biografía real o imaginaria, en el cuento, en la novela, en el verso, el gran verso del tiempo, que este hombre ha sabido trascender con su obra, con su voz: Yo señores, soy de Zapotlán el Grande...18.
Obras
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Gunther Stapenhorst (1946).
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Varia invención (1949).
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Cinco Cuentos (1951).
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Confabulario (1952).
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La hora de todos (teatro, 1954).
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Confabulario y Varia invención (1955).
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Punta de plata (1958).
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Bestiario (1959).
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Confabulario total (1962).
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(Confabulario, reúne los libros Prosodia, Bestiario,
Confabulario, La hora de todos yVaria invención). -
La feria (1963).
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Lectura en voz alta (1968).
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Palindroma (1971).
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La palabra educación (1973)
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Y ahora, la mujer... (1975)
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Inventario (1976).
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Confabulario personal (1979).
Notas
1.- Placencia Alfredo R. El libro de Dios, México, Departamento de Bellas Artes del gobierno del estado de Jalisco, 1973, 170 pp. (Edición facsimilar de la 1a, edición, Barcelona, 1924).
2.- Baudelaire Charles. Pequeños poemas en prosa (XVIII. "La invitación al viaje¨) México, Premiá editora, S. A. 1985, (Col. La nave de los locos), 121 pp.
3.- Schwob Marcel. El libro de Monelle. México, Premiá editora, S. A. 1983, (Col. La nave de los locos), 114 pp.
4.- Whitman Walt, Hojas de hierba, "Canto de mí mismo¨. México, Dirección de Literatura, Coordinación de Difusión Cultural/ UNAM, 1990, 30pp.
5.- Papini Giovanni. Gog.
6.- Rilke Rainer Maria, Libro de horas (fragmento aparecido en 2000 años de literatura universal, Colombia, Programa Educativo Visual LTDA. 1994, 1392pp.)
7.-Carballo Emmanuel. Protagonistas de la literatura mexicana. México, Ediciones del Emitaño/SEP, 1986. 578pp. (Col. Lecturas mexicanas, Núm. 48, Segunda serie).
8.- Ibidem.
9.- Neruda Pablo. 20 poemas de amor y una canción desesperada...
10.- Alberti Rafael, Sobre los ángeles. (fragmento aparecido en 2000 años de literatura universal, Colombia, Programa Educativo Visual LTDA. 1994, 1392pp.)
11.- García Lorca Federico, El romancero gitano. México, Ed. Aguilar, T.I. 1991. (Col. Grandes clásicos)
12.- Carballo Emmanuel. Op. Cit.
13.- Ibidem.
14.- Montaigné Michel de. Ensayos escogidos, México, UNAM, 1959 (Prólogo de Juan José Arreola), 361pp. (Col. Nuestros clásicos)
15.- Enciclopedia de México, Vol. 1, pág 603.
16.- Carballo Emmanuel. Op. Cit.
17.- Paz Octavio, El laberinto de la soledad. (IV. Los hijos de la Malinche.), México, Fondo de Cultura Económica, 7ª edición, 1969, 191 pp.
18.- Arreola Juan José, Confabulario ("De memoria y olvido"), México, Joaquín Mortiz, 6ª edición,1971, 163pp.